El Trébol fue una industria carrocera de gran presencia en la historia del transporte de pasajeros en Argentina, tanto en los servicios de larga distancia como en los urbanos; en particular en las empresas del sur del Gran Buenos Aires y en La Plata, donde casi todas tuvieron unidades carrozadas por esa firma. El colectivo 33 que vemos en la foto tomada en Puente Pueyrredón muestra el diseño característico de esta carrocera a fines de los años cuarenta, con estructura de madera, cuando al igual que todas las industrias pasaron de los tradicionales 11 asientos-volante a la derecha a los 16 asientos y volante a la izquierda.
En La Plata, las empresas que tuvieron más representantes de El Trébol, a fines de los años cuarenta, fueron la Empresa Línea 7, sobre chasis Chevrolet 1946 y Ford francés, después sobre los tradicionales “sapos” y el Expreso City Bell (entonces línea 3), que tuvo incluso algunos sobre chasis Bedford OB (p.ej. coche 24) que se veían desproporcionados con el motor cuadrado y pequeño.
En esos años el parque automotor platense estaba repartido entre El Trébol, Gnecco y la Coop. Gral. San Martín, también había algunos U.C.A.S.A., Los Criollos, Todisco, F.A.C., F.A.C.A., etc. Pero los coches de El Trébol, con el florero con tréboles, esmerilado en el espejo, son inolvidables.
Estas dos fotos muestran el principal cambio que tuvo el diseño a fines de los cuarenta: el ventilete del chofer en los primeros coches estaba integrado a la continuidad de ventanillas laterales como un remate (o punto de arranque) como vemos en la foto del coche de la Empresa San Vicente. Es curiosa esta imagen porque este primer diseño era común verlo sobre los Chevrolet 46. En cambio, en los posteriores “sapos” ya el parabrisas estaba integrado a los ventiletes, creando una unidad envolvente que estuvo de moda en todas las carroceras a partir de los primeros años cincuenta.
La ubicación de las personas en la foto del colectivo de la Sargento Cabral permite justamente ver este detalle. Sin dudas, este diseño permitía una mejor visibilidad, pero parece que el gusto fue más por la forma que por la función, ya que se aproximaba al styling de los automóviles (recordar los Studebaker del 48) y de algunos ómnibus norteamericanos, especialmente los frontales con motor delantero.
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